Relato de un des-cubrimiento (la magia de la arteterapia)

Cada día veo y saludo la lámina que tengo en el baño. La pinté hace algo más de un año, en un taller de arteterapia con Tina Reus. La consigna fue sencilla: “atiende a qué parte de tu cuerpo necesita ser escuchada y déjate crear”. De inmediato mi útero hizo figura y con cierto escepticismo comencé a buscar el material con que trabajar.

Este escepticismo procedía de mi experiencia de bloqueo en este tipo de labores… a lo que tampoco ayuda, desde luego, mis dificultades por mi discapacidad con los “trabajos manuales”. Yo disponía de una silla pero el reto de mis compañeros estaban tirados por el suelo, al igual que el material: témperas, telas, hilos, tijeras, plastilina… incluso purpurina había. Así que decidí coger unas simples ceras, una cartulina y una tapa de caja que me hiciera de mesa, para al menos encontrarme medianamente cómoda.

Lo que ocurrió ese día ha dejado profunda huella en lo yo soy.

Por una parte, sin saberlo creé el emblema para un punto de inflexión importante en mi vida… o tal vez el propio punto de inflexión, no lo sé. Lo que sí sé es que a partir de ese momento algo cambió en mí y el auto-cuidado del cuerpo de mujer salió de las ciénagas… aunque él aún no se lo cree del todo y probablemente sus heridas siempre supurarán de vez en cuando. Por esto último, enmarqué la cartulina y la colgué en el baño… para recordarme atender a ese dolor y abrazarlo, y que no vuelva a la sombra, o que vuelva de a poquito rato, y así no se infecte más con el barro.

Por otra parte, el propio proceso de creación ha sido un profundo aprendizaje sobre la vida. Y utilizo el pretérito perfecto porque el darme cuenta ha sido reciente.

Para empezar, un detalle que ya en la asignatura de dibujo en el instituto (donde inventé mi propia manera de pintar) inconscientemente sabía: si hago desde mi particularidad pueden aparecer cosas interesantes; si por el contrario intento e intento acercarme a los parámetros “normales”, acabo agotada y frustrada. No obstante, ahora me dejo sentir la envidia tristona, cuando así surge, que hasta hace no mucho reprimía… pues los sentimientos, como el agua, han de fluir… y no estancarse ni en el bloqueo continuo ni en un sentir determinado.

Bien… comencé cogiendo una cera roja. No tenía ni idea de qué pintar. Así que dibujé una pequeña esfera. A partir de ahí, dejé que lo que iba pintando fuera guiando mi siguiente trazo… en un diálogo sin palabras, como en una danza… y surgió algo completamente inesperado, que al acabarlo me parecía imposible que fuera obra mía… que mis torpes garritas hubieran parido semejante belleza. Aun hoy no me lo creo y siento que fue algo ajeno a mí quien lo pintó.arteterapia

No obstante, la enseñanza estaba ahí, no en el destino sino en el camino –haber llegado ahí sólo ancla en un objeto todo el proceso de creación–: Vivir es bailar con la existencia.  

La danza es escucha… escucha de mí, de mi compañero y fundamentalmente de ese algo que nos engloba a ambos. Mi compañero puede ser otra(s) persona(s) y/o la música (o cualquier otro “otro”, como tal vez un bosque)… él hace algo a lo que yo respondo que a su vez influye en el siguiente movimiento… y si me dejo, me podré dar cuenta de que he conectado con un flujo impersonal donde “sujeto-objeto” desaparece.

No es ya pensar qué quiero, sino contemplar, concienciar, el deseo.

En fin… así voy construyendo ideales que me permitan frecuentar el vacío… y comprobando, una vez más, cómo al “crear” fuera, se crea, se des-cubre, dentro

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5 comentarios en “Relato de un des-cubrimiento (la magia de la arteterapia)”

  1. Hola Mercedes, me ha gustado mucho el artículo. Yo también soy psicóloga, abrazando la gestalt, y he tenido momentos como el tuyo, muy vivenciales con la arteterapia y el movimiento.

    Hace trece meses la vida cambió cuando tuve a mi bebé y después del parto ella tuvo un problema y le han quedado graves secuelas de daño cerebral. Buscando información en internet, ya sabes cómo es, pues me salió tu página.

    Desde entonces te sigo porque para mi eres un ejemplo de superación, y aunque mi hija tenga PCI sé que aunque tenga que enfrentarse a muchas dificultades está disponible para vivir, porque está en el mundo.

    Un abrazo enorme.

    Responder
    • Tengo mis cosillas con eso de “ejemplo de superación” pero me alegra que leerme te ayude. Eso es lo importante 🙂

    • Don que todos tenemos si dejamos espacio 😉
      Me alegro que te guste, Verónica 🙂 Un besín!

  2. Hola Mercedes
    Saludos desde San Jose Costa Rica, soy estudiante de psicologia avanzada me encanta tu pagina y deseo en algun momento poder tener una experencia en arte terapia me has dejado antojada..
    Pura vida, Costa Rica

    Responder

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