Las uvas de 2020 fueron con las ventanas abiertas ¿os acordáis? Luego San Mateo (fiestas logroñesas de septiembre) aquí fue bastante desfase y la incidencia de la COVID a penas se inmutó. Y ahora, ya veis, volviendo a las restricciones. En fin, que el que no esté aprendiendo a surfear con la incertidumbre, lo tiene fastidiado.
No obstante, como comentaba el año pasado, aunque lo anterior nos esté ocurriendo a todos, cada uno tiene circunstancias diferentes y su particular manera de manejarlo.
Lo que sí compartimos son estos tiempos de vacilaciones de certezas, que aunque habían comenzado antes de la COVID (ya hablaba de ello Bauman con su «sociedad líquida»), ésta ha hecho que sean más angustiantes y evidentes.
Quizá en 2022 me anime a escribir sobre ello. No sé, ya veremos, Éste es sólo el post anual de Navidad para enviaros mis mejores deseos para estas fiestas y resumiros mi año, que ahí va en cinco puntos:
- Pacientes, muy contenta (incluidos los sudores de determinados momentos).
- Personal, lidiando con mi cuerpo.
- Relaciones, super agradecida.
- Aprendiendo con José María Álvarez. María Cruz Estada y Mark Epstein entre otros.
- Curiosidad friki, disfrutando de mi PKM (gestión de conocimiento personal). Os adjunto dos capturas de pantalla de mi sistema en Notion y Obsidian (inspirado en los trabajos de Elena Madrigal, August Bradley, Nick Milo, Bryan Jenks, grupos de Telegram de Zettelkasten y de PKM, Antonio Simón y en todo lo aprendido con Guía Carmona, cuyo blog os recomiendo si os pica la curiosidad). Rara, rara, raruna, que soy 😜
En fin, que paséis unos bonitos días y que el 2022 traiga calma a nuestros corazones✨
