Un proceso de psicoterapia de “pico y pala” suele llevar a poder disfrutar de lo que se tiene, poder agradecer lo que se tuvo y a una vida más ética y libre. Hay muchos que no lo necesitan o lo hacen de otras maneras. No fue mi caso. Y, por suerte y con esfuerzo, me embarqué hace mucho tiempo en ello y hoy recorro el difícil camino de la existencia viviendo cada paso lo más que puedo.
El paso que estoy dando en este preciso momento ya no vuelve, sea bonito, feo, divertido o difícil. Y si bien es verdad que en los momentos críticos me sigo apoyando en la frase “todo pasa”, también es cierto que si abusamos de ella, la vida se nos escurre sin darnos cuenta.
Evito hablar de cosas muy personales en este blog por cuestiones de mi particular ética profesional y porque no me gusta. Pero también es cierto que desde 2013 escribo un post por Navidad y últimamente os hacía un micro resumen del año. Y este año es complejo articular ambas cosas. Así que vamos a reducirlo a una palabra: gratitud.
Inmensa y profunda gratitud.
Feliz Navidad, navegantes.