El psicoanálisis en mi vida (y en este blog). Y hoy añadimos el concepto de GOCE

A mí, hasta hace no mucho, no me molaba nada el psicoanálisis. Estudié algo en la carrera y luego como PIR (MIR de los psicólogos) tuve algún supervisor con esta orientación, y formaciones y charlas al respecto. Me parecían pajas mentales de cierto cariz burgués intelectualoide tipo Woody Allen; y sus resultados, es decir, los psicoanalistas y otras personas que habían finalizado un análisis, no me resultaban nada atractivos como meta, como lugar a donde uno desea ir: eran grises. Sin embargo, algún tipo de deseo se fue despertando en mí porque, a pesar de este rechazo, acudía a seminarios no obligatorios sobre el tema y terminé eligiendo un postgrado en psicoterapia integrativa gestalt-psicoanálisis.

Nunca seré psicoanalista… no es lo mío leer tanto, ni mi lugar estar detrás del diván (mi naturaleza es flexible y tengo mi particular manera de trabajar –que sigo construyendo y revisando día a día, por supuesto) y también veo sus faltas (en mi opinión, naturalmente). Pero el psicoanálisis es para mí la manera más profunda de estudiar la psique humana, el ego. Por eso seguiré estudiándolo toda mi vida… sin prisa… pero ahí caminando en el saber, en el reflexionar sobre la incoherencia humana. Además toca con un sentimiento mío muy profundo: el de la responsabilidad sobre la propia vida.

Me gusta también su búsqueda del desapego de “todo eso que creemos que somos y que queremos” para desde ahí (en gestalt lo llaman “vacio fértil”), ir creándonos día a día, fuera de toda exigencia social de “salud” o de “felicidad” (y no se trata dejar la oficina y volverme hippie, por ejemplo, pues, como dije el otro día, no es sustituir ideales sino aprender a escucharse).

Como veis, el psicoanálisis (particularmente el lacaniano, que es el que más conozco) es muy espiritual. Y creo que por eso levanta tantas resistencias (en mí, la primera): preferimos vivir en nuestra particular película de madre de familia abnegada, científico idealista, cínico traficante de drogas etc.

Todos estamos solos y siempre me faltará algo. Estas dos frases de los lacanianos tan contrarias a lo que esta sociedad nos hace creer, tocan algo muy muy íntimo en mí, algo que se ha despertado en los últimos años a través de intensas vivencias.

Los CONCEPTOS que presento, y presentaré, en este blog son, por tanto, propias interpretaciones construidas desde mente, cuerpo y emoción. Es importante dejar esto claro pues no pretendo escribir textos académicos, sino compartir de una manera informal letrillas muy mías que creo que os pueden ayudar y despertar el deseo de saber, y no me refiero sólo a lo psicoanalítico (pues bebo de  terapias cognitivo-conductuales, humanistas, sistémicas, tradiciones espirituales, arte…).

Hoy os voy a dejar unos breves párrafos sobre el «GOCE LACANIANO”. Quería hacerlo desde hace tiempo porque me es un concepto esencial para entenderme y entender a mis pacientes; y por el equívoco que puede ocasionar su uso cotidiano como sinónimo de disfrutar.

El goce es el exceso, por demasiado mucho o por demasiado poco, que hace sufrir, a mi y/o al otro, a la vez que me atrae irresistiblemente (nota: «poco» no es exacto pero para una primera aproximación lo explico así).

Cada uno tiene su forma de gozar: puede estar enganchado a las drogas o a una relación tóxica; o dedicarse a estudiar carrera tras carrera sin sentido y descuidando otros aspectos fundamentales de la vida; o que la pereza y la desidia guíen su existencia; o comer en exceso, o no comer nada; o elegir una pareja no adecuada tras otra… es ese gustirrinin al enredarse las postillas; o el no poder parar de morderse las uñas hasta hacerse sangre.

Goce es repetición, es esa piedra con la que nos tropezamos una y otra vez. Detrás de nuestros síntomas está él. Y por eso es tan difícil cambiar (y aplicarnos la teoría de tanto libro de auto-ayuda, por ejemplo).goce-psicoanalisis

“Lacan hizo una diferencia útil entre placer, que es claro, relaja, produce bienestar; y goce, que es oscuro, tenso, produce malestar y satisfacción intensa simultáneamente” (tomado del escrito “Shame” del blog de Luis Roca Jusmet sobre esta película, que de paso os recomiendo leer).

En el lenguaje cotidiano encontramos expresiones como “morirse de la risa” o la “petite mort” (para referirse al ogasmo) que deja entrever esta idea de un placer que liga con nuestras tendencias destructivas o autodestructivas, con la violencia, con la locura y con la muerte.

Apasionante, eh??? 😉

Comparte con quien creas que le puede interesar ¡Gracias!Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter
Share on LinkedIn
Linkedin

2 comentarios en “El psicoanálisis en mi vida (y en este blog). Y hoy añadimos el concepto de GOCE”

  1. Muy interesante esta introduccion a tu toma de contacto con el psicoanalisis.

    Yo creo que todo nos aporta, todo conocimiento, aunque no vaya por ahi nuestra aplicación profesional o vocación, puede ayudar a entender globalmente a la persona, y sobre todo a uno mismo, como no.

    Sin duda hay unos oscuros deseos de repeticion, de tradición, de ritual, de volver a sentir ciertas sensaciones una y otra vez, un deseo de lo prohibido, incluso de lo que a veces nos hace mal objetivamente hablando…

    Es curioso este tema, y apasionante 🙂

    Gracias!

    Responder
    • Aunq también se puede “gozar” con el conocimiento 😉
      Investiga un poco sobre el tema, te gustará 🙂
      Gracias por el comentario A.!!! 😀

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.